miércoles, 4 de marzo de 2015

Bluebell y las cejas de Lily Collins

Hart of Dixie es una tontainada de serie que perdió todo tipo de sentido hace ya unas cuantas temporadas. Si es que alguna vez lo tuvo. Pero Bluebell, el pueblo donde pasan todos giros de guión sin sentido, es bonito, precioso, y nunca me aburriré de ir allí.


Esta última temporada apenas veo series, las tengo todas aparcadas, hasta The Good Wife con la que me di un auténtico atracón hace un par de meses cuando la descubrí. Con mil ideas que me van rondando por la cabeza a una velocidad demasiado vertiginosa, me parece que todas me hacen pensar demasiado, me cansa ponerme a verlas. Todas menos Hart of Dixie, claro está, que desde que no cuenta nada mínimamente bien hilado, tengo más tiempo de fijarme en los modelitos de sus protagonistas y en los preciosos parajes sureños. En una dosis de buen rollo relajante que nunca viene mal.

Lo de ver películas bonitas también lo vengo haciendo desde hace tiempo, es como volver al mismo sitio de vacaciones en verano, sabes lo que te vas a encontrar y eso reconforta. Sweet Home Alabama, Bajo el sol de la Toscana, todas las pamplinadas basadas en libros de Nicholas Spark... o mis parajes favoritos de la Irlanda rural en Tenías que ser tú y Posdata: Te quiero. En serio, con esos sitios, no necesito nada más.

Hoy acabo de ver Love, Rosie basado en un libro de la misma escritora que Posdata: Te quiero, Cecilia Ahern, y aunque no es ningún tipo de peliculón, me ha hecho ilusión encontrarme con una comedia romántica al uso, de esas que no se hacían en los últimos años. En una especie de One Day un pelín más pastelona y predecible, pero tiene una luz preciosa, una banda sonora pegadiza y Lily Collins tiene unas cejas que si fueran las tuyas las odiarías pero como son de ella las envidias. Así de fácil y así de complicado es alegrarme la tarde. Parece mentira que con lo manida que está la fórmula no acierten en conseguirla más veces.


 Me voy a quedar disfrutando de esa sensación agradable que me ha dejado, porque lo dicho, no es tan fácil de encontrar.


¡Besos!


P.D. 1: De cuando descubrí uno de mis rojos de labios preguntándole a la maquilladora de Hart of Dixie.

P.D. 2: De cuando Lemon Breeland lució mi vestido.

1 comentario:

  1. Yo sigo viendo esa serie justo por el mismo motivo, no te hace pensar nada y de lo mala que es me río muchísimo. Es el mejor remedio para relajarse, en serio, me paso el capítulo riendo :P
    Y el pueblo es lo mejor, me iría vivir ahí sin pensarlo

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