jueves, 9 de octubre de 2014

Pensamientos antes de medianoche

A veces pienso que debería de escribir sobre cosas más profundas. Tanto perfume y tanto bolso parece que me atrofia el cerebro y que me da pereza hasta opinar. Siempre he tenido la idea de que una tiene que opinar cuando le preguntan por algo y estar callada mientras esto no ocurra.

Me considero una cabeza bastante bien amueblada, pero aquí estoy, escribiendo sin rumbo sólo por el mero placer de ver lo que va surgiendo, mientras en mi cabeza ronda la idea de que no tengo las suficientes camisetas marineras en el armario. Una idea que me obsesiona últimamente. Ahora que no estudio, que digamos que fuerzo menos la máquina, el cuerpo (o la cabeza) me está empezando a pedir caña. No sé si leer a Dickens en inglés o comprar un librillo de Sudokus diabólicos.

Mañana voy a un recital de poesía, a ver qué me cuentan. Cuando los días se parecen tanto entre ellos, nunca está de más probar cosas nuevas. También estoy leyendo La náusea, aunque no estoy segura de que lo estoy entendiendo del todo. Dice mi hermana que es su libro favorito, pero no sé si fiarme, la pobre nos ha salido un poco rarita. O wannabe de rarita que es aún peor. De vez en cuando consigo que se salte su estricta dieta de documentales rumanos y películas francesas (la Nouvelle Vague no, otra corriente alternativa que mola mil veces más) con alguna recomendación (nadie puede decir que entiende de cine sin haber visto Con Air o La Roca) y disfruta más que un niño de ocho años en una merendola. Si es que esta vida todo es cuestión de ir compensando.

En fin, que habrá que ir pensando qué me pongo mañana para culturizarme. Os dejó con Mr. E, con la excusa del libro, está siendo la banda sonora de estos días. Estoy por llamarle a Linklater, por lo menos que esta vida cotidiana sirva para hacer una película.





Besos!

1 comentario:

  1. Déjate de Dickens que es un poco peñazo en inglés (y en español...).
    Yo acabo de leerme en dos días La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde. Se lee muy fácil porque es teatro, se entiende bien y es divertidísimo. Yo me reía sola en el bus. :)
    Eso si quieres culturizarte, claro, si no cualquier cosa está bien jajaja.

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