domingo, 10 de diciembre de 2017

La lección que nos está dando OT

Empecé sin ninguna intención. Vimos la repetición de la Gala0 con cierta curiosidad, nostalgia y la sensación de que estábamos viendo algo que no nos correspondía, que esta edición de Operación Triunfo ya no era para nosotras, porque nosotras ya habíamos tenido nuestra edición y ahora ya estábamos mayores.

Luego hubo una canción que quise ver en la Gala1, Los Ronaldos molándolo todo en la voz de dos concursantes que lo hacían bastante bien, pero el apoteosis llegó en la Gala3: City of Stars. La La Land, mi gran obsesión de este 2017 saltaba a la palestra una vez más. Empecé a cotillear los ensayos y ¿qué era ésto? ¿iban a tocar el piano ellos mismos? Y qué bien lo hicieron además. Ahí ya me aprendí bien los nombres de Amaia y Alfred, y también los de Aitana y Cepeda, y cuanto más veía, más nombres me aprendía y más quería seguir viendo. 

Llegaron también las clases de los Javis, Javier Calvo y Javier Ambrossi, la pareja de moda por Paquita Salas y La Llamada, y gracias a ellos y a otra concursante, Marina, hubo una master class espectacular sobre orientación y género sexual que se debería emitir en todos los colegios. Aunque el mayor hito fue cuando la propia Marina, declarada bisexual, se dio un simple beso con su novio trans en plena prime time de la televisión pública. Cómete esa, Hazte Oír. 

Los Javis ilustrados por Pablo Bianco

Mientras, Alfred seguía paseándose por la academia con una camiseta que ponía feminist y pedía que hiciéramos donaciones a una ONG que ayuda a los refugiados porque el Gobierno Español apenas ha llegado a acoger al 11% de lo pactado. Amaia, seguía tocando el piano y la guitarra a todas horas, demostrando una cultura, un gusto y una sabiduría musical para enmarcar en una chica de 18 años. Salió también Ana Guerra, leyéndole la cartilla a Cepeda por escandalizarse al tener que besar a un chico y dedicando su canción (himno para estas alturas) La Bikina, a todas las supervivientes de la violencia de género. Nerea hablando del problema que tiene con su dentadura y de cómo superó su complejo con una madurez pasmosa. Y otra vez Alfred, respondiendo con naturalidad a la pregunta de Ana Guerra de si le gustaría que una mujer levantara el brazo y tuviera pelo en el sobaco: "A mí me gusta lo que me gusta, me gusta la mujer en sí. Si es una persona bella, es una persona bella. Si te gustan las mujeres y no te gusta el pelo, tienes un problema, porque las mujeres tienen pelo."

Y así, me he ido enganchando semana tras semana un poco más a estos chavales. Hasta el punto de que sigo el 24h en mis ratos libres, me he bajado la aplicación para votar y hace varias semanas que alardeo a los cuatro vientos mi fanatismo. He llegado a tal punto, que el otro día a los de mi club de lectura les recomendé que lo vieran mientras que todos me miraban con cara de pero ésta qué se ha fumado. 

Supongo que la educadora que guardé dentro de mí es la que se da cuenta lo valioso que es que haya una generación de adolescentes que tenga a estos triunfitos como referentes. Cuántas chicas habrá que verán gracias a Alfred, que el chico que les gusta no tiene derecho de ser un gilipollas con ellas. Me parecería maravilloso aunque sólo fuera una la que manda a paseo a algún impresentable. Que vean que los chicos a los que idolatran, han estudiado y trabajado mucho para cumplir sus sueños. Que aunque en su entorno escuchen comentarios negativos, es lo más normal del mundo besarte con quien te dé la gana sin que te lo impida su aspecto o lo que lleva entre las piernas. 

Toda esta cultura en la televisión de hoy en día es una joya. 

Por lo que larga vida a Amaia Primera de España y quinta de Alemania y a todos sus compañeros. 

Fan total de esta ilustración de Pablo Bianco


P.D.: Y Roi, que yo soy muy fan de Roi y de su sapoconcho. 

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