martes, 31 de diciembre de 2013

Mi 2013

El año pasado, el último día del año, aburrida esperando que llegara la hora de la cena, me puse a escribir un post rememorando los mejores momentos de los 365 días anteriores. Intenté enumerar, poco a poco, todas las pequeñas cosas que consiguieron que el 2012 fuera tan especial. Me gustó verlas todas seguidas, me hizo valorarlas aún más.

Y no sólo a mí. Una de mis mejores amigas que suele ser más dura que un cuarzo (le dejamos el margen para no ser diamante), se me puso sensiblera porque ella no había comido tortitas y porque le hizo pensar que no disfruta lo suficiente del día a día. Aunque le hice razonar en seguida y ver que la mayoría de mis pequeños-grandes momentos, fueron en su compañía.


Por eso, por ella y por el resto de mis compañeras he decido que también hay que dejar escrito lo que ha dado de sí el 2013. Pero sobre todo por mí, ya que este pequeño ejercicio me hace valorar aún más lo que tengo.

Porque este último año...

Por fin me volví algo malota y me tatué (después de un lustro eligiendo dibujo y geografía anatómica), entre perros escapados y tarrinas de queso Philadelphia, con mi amiga la cuarzo de testigo, dando apoyo moral y acompañándome en las carcajadas que vinieron después. Que igual han sido las mejores del año, y sin ella, no habría tenido con quién reírme.

Me fui a Manchester en autobús, alcancé una capacidad osmótica con mi prima y descubrí qué pinta tiene el túnel del Canal de la Mancha. Entré a Old Trafford por una puerta que nos saludaba en euskera gracias a tantos goles celebrados en los meses anteriores y a tantos 90 minutos victoriosos. Entre ellos el de la víspera de San Sebastián, en el que salí flotando de Anoeta sin saber que unas horas más tarde estaría charlando tan tranquilamente con el mismo jugador por el que suspiro cada vez que toca el balón (ese mismo que le ha puesto Maia a su hija con lo que algo le calé). Aunque casi fue aún mejor cuando toda la Konsti cantamos al unísono el Txuri-Urdin 24 horas más tarde para finalizar la fiesta.


También pasé por Londres y por primera vez vi el Big Ben, la casa de la Queen y un Primark enorme en el que debieran dar un plano en la entrada para ayudar a orientarse. Quedé con mis queridas Elena y Carmen, y mientras tomábamos una cerveza en un pub cualquiera, escuché mi nombre de pila y resultó ser la hermana de mi amiga M que igual que yo, estaba haciendo parada de vuelta de Manchester. Y dicen que Londres es grande.

Hubo otras tres bodas y algún que otro funeral que nos unió aún más. Pero centrémonos en las primeras, porque hubo mucho baile, mucha llorera, un ramo de paniculata que me hizo una ilusión tremenda y hasta una torcedura de tobillo mientras le bailábamos el agurra a A que me ha tocado ver cinco veces repetida en el vídeo de la boda mientras las demás lloraban de la risa. Unos meses antes habíamos andado en limusina con LMFAO a todo volumen por Bilbao después de haber elegido bolsaco en Louis Vuitton. Hicimos rafting por un río que parecía un mar durante una hora (en el que desee haberme quedado leyendo al cobijo de algún árbol) y lo dimos todo cantando en un karaoke temazos como I will survive, Dos hombres y un destino (AKA Por el amor de esa mujer...), Pretty Woman, Mucho mejor, La raja de tu falda, La chica Ye-Ye... vamos, la banda sonora de nuestras vidas. También conocí a un boy que resultó ser el vecino de mi tío. Para lo que dan las despedidas...

Hubo una mañana en la que al despertar y abrir la ventana, encontré una oveja debajo mirándome fijamente, en aquellos días en los que necesitaba media hora para hacer un café y una entera para hacer un zumo en un exprimidor analógico. Charlé sobre perfumes con niños de primaria e intenté inculcarles mi amor por los musicales. Aunque no hizo falta, se venden muy bien solos. Me fui a Las Landas a pasar unos días entre sustos playeros, partidas de Trivial imaginario y reencarnaciones surferas de Odin.

Estuve presente cuando el Kursaal atronó con el rock más duro y cuando se montó un auténtico akelarre en Zugarramurdi de la mano de unos modernos londinenses medio hippies que poco a poco me han robado el corazón.


Tuve arándanos para desayunar, palomitas para merendar y un Riesling del 95 que mi tío abrió como si tal cosa sembrando el pánico en toda la familia. Mi padre tuvo una incubadora con huevos en su clase de primaria del que salieron unos preciosos polluelos que han terminado siendo la comida del día de Navidad. El ciclo de la vida.

Descubrí los jueves al sol, en Getaria o en Sagues. Intentamos ver las Perséidas mientras el cielo se nublaba y perseguí una tormenta de rayos quejándome como una niña atemorizada en la parte de atrás del coche de Twister. Me balancee en una hamaca entre viñas y encontré dentro de un flotador gigante mi habitat natural. Hice de traductora de un francés que hablaba en inglés delante de demasiada gente mientras mis amigas se escaqueaban de darme apoyo moral, aunque las seguí queriendo igual. 

Me compré un par de bolsos soñados (con el subidón que eso conlleva) y descubrí que se me está yendo la mano con el leopardo. Tampoco me pude resistir a hacerme con una regla de plástico que tenía escrito con letras preciosas "L'exception qui confirme la règle" en un rest stop perdido de Francia y que al final ha terminado convirtiéndose en mi marcapáginas favorito. Me puse los labios fucsia y me dejé el pelo más largo que nunca.

Dejé muchos libros sin acabar pero terminé los que merecían la pena y un miércoles cualquiera que llovía a mares, pude disfrutar de Sinatra en pantalla grande y versión original cantándole You're awful a Betty Garrett.





Y ahora, a por los 365 días siguientes. 



Besos!

jueves, 26 de diciembre de 2013

Páginas recordadas

Allá por mayo, empecé con el reto de intentar leer 50 libros en este 2013, y puedo decir con certeza que no lo he conseguido, ya que a falta de 5 días para que acabe el año llevo un total de 24 (aquí). Aunque no haya llegado ni a la mitad de lo propuesto, ha sido bonito ir apuntando las lecturas y mirar ahora la vista atrás y recordar en qué momento del año y dónde estaba cuando leía cada uno de los libros.

Algunos de los títulos ni los recordaría si en su día no los hubiera apuntado en la lista pero otros, se han grabado en mi mente y hasta han pasado a formar parte de mis lecturas favoritas. Y este post va de eso, de los libros imprescindibles que he leído este año, esos que volvería a leer en el 2014.

Empezamos:



El guardián invisible de Dolores Redondo


No soy una fanática de la novela negra, pero de vez en cuando apetece y se coge a gusto. Yo fui una de las que leyó la trilogía Millenium sin apenas respirar y desde entonces hice varias intentonas con algunas de las autoras nórdicas más seguidas, pero nada, a mí no me decían nada. Hasta que llegó esta chica de Donostia e hizo del Baztán un sitio lúgubre y lleno de misterios. Puede que me haya gustado tanto porque lo siento cercano y me llego a identificar en cierta manera con la gente y sus costumbres. Pero la verdad es que me parece lo mejor del género que he leído desde que Lisbeth nos abandonara. Mucho mejor que ese caso de Harry Quebert que leí en agosto que tanto prometía y tanto me decepcionó.




La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero


A Montero una editora le mandó una copia del diario de Marie Curie que escribió durante un año tras la muerte de su esposo Pierre, y le dijo que hiciera lo que quisiera con ella. Este libro es el resultado. Habla de la vida de Curie, por supuesto, aunque también lo hace sobre el luto (la propia Rosa perdió a su marido en 2009 y sabe de lo he habla), de cómo intentar seguir adelante cuando un día te das cuenta que no vas a volver a ver a esa persona que lo ha sido todo para ti. Pero en general, habla de la vida, vista desde los ojos de esta genial escritora.




Carta de una desconocida de Stefan Zweig


Me lo recomendó y lector del blog y creo que luego se me olvidó escribirle cuánto me había gustado. Sin duda es una de esas historias que calan y quedan para siempre en tu mente. Su brevedad no hace más que conseguir que el golpe de su prosa sea aún más certero, consiguiendo que te replantees el sentido de esta vida y de los dictados de nuestros corazones. Totalmente imprescindible.




Expiación de Ian McEwan


Por recomendación de nuestro Guardián entre el Centeno lo compré en Navidades del año pasado pero no fue hasta verano cuando me lo llevé de vacaciones conmigo. En este caso se me acaban las palabras para describir cuánto me gustó, es un libro tan lleno de matices y tan redondo que cuando lo acabas sólo lo quieres volver a leer, una y otra vez en bucle. No podría decir que se ha convertido en mi libro favorito, no sería justo para Charlotte Brönte o Anna Gavalda, pero creo que simplemente es porque ha llegado más tarde que las otras dos.





Por favor, sentiros libres de hablar de vuestras páginas más recordadas de este último año, que puede que lleguen a ser las mías del que viene.



Besos!!

martes, 17 de diciembre de 2013

Maneras lerdas de morir

Tengo un humor cada vez más negro, por lo cual, era imposible que este vídeo no me encantase.



Al menos no me negaréis que bonito es un rato. Aunque a mí además me hace mucha gracia.


Besos!!


P.D.: En serio, no sé si me parece más gracioso el del SuperGlue o el de los riñones. O del espacio, o el de las pirañas...

domingo, 15 de diciembre de 2013

Caprichos para diciembre

A mediados de mes y yo sin hacer mi lista de caprichos, pero lo cierto es que he llegado a fin de año bastante servida y me ha costado especialmente configurar esta lista. Aunque claro, una empieza a buscar necesidades y si le pone ganas, pues no es difícil encontrar cosas nuevas.

Allá voy:


Vans de leopardo


Las seleccionó Rebeca como regalo de Navidades en la conferencia que dio en el C.C. Urbil. Fue amor a primera vista y no pude esperar hasta diciembre.




Camiseta de Batman


Llevaba muchísimo tiempo detrás de ella y una vez en casa la de Vegeta (aquí), ésta ya está en camino también.




Midnight Recovery Concentrate de Kielh's


Si hasta ahora no me había lanzado a por él, es sinceramente porque creo que mi cara tampoco necesita los milagros que se le achacan. Pero el otro día aprovechando un descuento de %20 en su página online me decidí. Mal no me puede hacer y ahora en invierno cualquier mimo es poco para mi querida piel.





Polvos Terracota de Guerlain


Nunca intento ponerme excesivamente morena pero ya me estoy aburriendo un poco de que este invierno me digan que tengo cara de geisha. La solución me ha venido de la mano de Lucía Be, una de mis lecturas favoritas que me hace preguntar cada vez que actualiza, cómo ha sido posible no haberla descubierto hasta ahora. En qué mundo virtual viviré.




Vela Genevrier de Diptyque


Uno de los últimos lanzamientos de la marca que atrapa en torno a la mecha todo el aroma del enebro, desde su ramas hasta sus bayas. Es mi elegido para ambientar estos días señalados que llegan.






Besos!

jueves, 12 de diciembre de 2013

Dame papel


"Un libro digital no puede ser perfumado con olores, 
no puedes prensar flores en sus páginas,
 no puede tener lágrimas vertidas o manchas de café, 
sólo un libro de verdad puede hacer esas cosas."


Pues lo dicho, que aunque mi espalda se resienta cada vez que llevo cuatro libros de vacaciones, yo seguiré fiel al papel. Porque me gusta utilizar los papeles secantes de los perfumes como marcapáginas, o alguna entrada de algún concierto; mirar la parte de arriba del libro cada vez que lo cierro para ver cuando voy avanzando; opinar en mi cabeza si me gusta el tipo de letra, en interlineado o las proporciones de la página; el tacto de cada papel, y su grosor;  disfrutar del simple hecho de pasar página y prestar libros que me han gustado como si fueran el mayor de mis tesoros.

O simplemente porque sigue siendo la única cosa en mi día a día que hago sin utilizar ningún tipo de gadget.


Besos!

domingo, 1 de diciembre de 2013

¿Ponemos el árbol?

Ya es oficial. Tan pronto como hemos cambiado de mes en el calendario, me ha entrado una naviditis aguda irremediable. He empezado a ver las películas que repito en estas fechas (aquí) y me muero de ganas de empezar a decorar toda la casa.

Pero este año quiero innovar un poco más y estoy recopilando inspiraciones para poner un árbol diferente.











A ver si me decido...


Besos!