domingo, 27 de noviembre de 2016

La educación de las Gilmore

Por mucho que ahora tenga una perfumería, supongo que en mi fuero interno sigo siendo la wannabe de Mary Poppins que terminó la carrera de Magisterio de Primaria convencida de que quería ejercer. Quizá porque de casta le viene al galgo ahora disfrutaría haciéndoles un Supernanny a esos niños insoportables que lo tienen que tocar todo en mi tienda mientras sus madres les dicen "estate quieto/a que la chica se va a enfadar" y admiro de corazón a aquellos pocos que saben comportarse, porque haberlos hay, y yo les daría un besazo antes de que salieran por la puerta. A los niños y a sus madres.

Parece ser que  el hecho de no ser madre me impide tener una opinión formada sobre la educación de los hijos, qué más darán los cuatro años de carrera. Y yo, que tengo dotes para la diplomacia, me callo y sonrío, porque pocas veces alguien llega a quebrantar mi paciencia. Supongo que todo se fue al traste cuando hasta para los padres el profesor dejó de ser un aliado y se convirtió en el enemigo a batir. Pensándolo bien, de buena me he librado.

Pero hoy el enésimo titular de "Cómo incrementar la inteligencia de tu hijo" ha movido algo dentro de mí, y aquí estoy, esperando que mis compañeras de piso se levanten para ver a las Chicas Gilmore y buceando en las profundidades sobre mi políticamente incorrecta opinión. Y pienso en lo realmente idílico que es haber sido la madre de Rory, pero que Lorelai le inculcó tres cosas fundamentales: seguridad en sí misma, curiosidad por el mundo y educación. ¿Acaso no podría ser así de simple?

Porque a mí la palabra curiosidad me encanta, siento demasiada debilidad por esos niños que todo lo quieren saber. Siempre me ha parecido que esos van a llegar mucho más lejos que aquellos que sus padres les obligan a hacer ejercicios para convertirse en unas mentes privilegiadas.


En fin, que espero que éstas se levanten pronto porque me muero de ganas de poner Netflix echando humo.

No sé cuando, pero volveré.


P.D.: Acabo de enterarme que hoy es el día del Profesor. Qué sincronización la mía. 

lunes, 14 de noviembre de 2016

4 cosas que me tienen loca


1- C'mon baby light my fire... muero por esa cazadora.
2- Si me pongo a ello, ¿me saldría algo tan molón? 
3- Metalizado y terciopelo, la obsesión continúa.
4- Ojalá estas Navidades hacer la foto perfecta.


No sé cuándo, pero volveré.

domingo, 6 de noviembre de 2016

November Issue

Saltándome octubre, noviembre ya me ha pillado con ganas de estar en casa debajo de la manta. Voy contando los días para que llegue el 25, ese día que será como Navidad para todos los amantes de las Gilmore (gracias a @wayaiu y a @establesb por hacerme sentir acompañada en esta locura). Pero hasta entonces, el mes también tendrá su jugo.


Sigo metalizada 

Por fin me hice con una falta plateada y una amiga le está cogiendo el bajo. Cuando la caída de la tela no es la adecuada, mejor acortar (sí, ya me estoy metiendo en el viejunismo máximo de alabar ciertas caídas). Pero para más inri, ayer cuando volvía de ver ese excepcional partido de Anoeta, me quedé prendada del plumifero plateado que una chica llevaba delante mío y aunque lo de comprar algo de Zara para que todo el mundo lleve lo mismo no me hace mucha gracia, caerá. 


Quiero una taza Gilmore 

Hay que celebrar la vuelta de mis chicas favoritas por todo lo alto y me está picando el gusanillo de customizarme un bonito tazón a la manera más Lorelai posible: Coffee, coffee, coffee. Ya que al final no me lancé con el punto de cruz, a ver si soy capaz de hacer una simple taza.


Boniato y Friends

Pero a falta de lo nuevo de Gilmore, a mí en otoño siempre me da por volver a ver Friends one more time. Llegar de trabajar y ver un par de capítulos a la hora de la cena es mi relaxing cup of café con leche particular. Y este año me siento más Friends que nunca (el otro día haciendo reparto de roles en casa me dijeron que yo tengo que ser Rachel, ahí es nada) porque me ha dado muy fuerte por el boniato, a ver si aprendo a cocinarlo la mitad de bien que mi compi Isa (nuestra particular Monica entre sartenes).


Lluvia, vela y libro

Ando bastante relajada con las lecturas, nada acumulativa. Leí Americanah y me encantó, leí Los Interesantes y me encantó, y ahora estoy con El club de los optimistas incorregibles y aunque todo el mundo lo pone por las nubes, a mí me está costando un poco. Sé que si pongo que estoy pensando en dejarlo alguien me dirá que no lo haga, que insista, por lo que mejor lo hago con silencio y alevosía. Por otra parte, para el club de lectura de este mes de Garoa también le estoy dando a Asamblea Ordinaria, y ése sí, ése me está dejando maravillada. Son pequeños bocados de realidad escritos de la manera más preciosa. 





Signature Scent

Yo, que vendo perfumes y vivo rodeada de ellos, no termino de encontrar el mío propio. Y lo que nunca antes me había pasado, me apetece pasar toda la temporada otoño-invierno rodeada del mismo olor, de eso que le llaman signature scent. Como juego, se me ha ocurrido idear una mezcla de varios para conseguir un resultado que me enamore, pero aún estoy en el proceso de ensayo-error. 


¿Adiós a Dorothy?

Otro asunto que me anda rondando por la cabeza, es el hecho de qué sentido tiene seguir identificándome como @dorothymaia cuando El tocador de Dorothy lo aparqué definitivamente. Pero me da cierta pena el cambio, como si fuera dejar atrás la identidad que tantas cosas buenas me ha dado, tantos amigos y tantas bonitas aventuras. Supongo que una vez con el run-run en la cabeza, terminaré por quitarme la tirita pero... 


No sé cuando, pero volveré.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Ya estoy en otoño

No sé vosotros pero yo ya estoy en otoño. Una tarde libre que tuve esta semana hice el cambio de armario, no sea que el fresquito me pille desprevenida, y ya perdí la esperanza de dormir con la ventana de mi habitación abierta de par en par. El viento del norte hace que me sea un poco más difícil llegar hasta Hunky Dory y abrir su puerta, pero aquí una que hacía bloqueos en balonmano, no se deja amedrentar por dos soplos de aire.

El nuevo curso me dio fuerzas para, por fin, despedir El tocador como se merecía, igual ahora que sólo me queda este frente abierto me da por escribir más pero who knows. Por ahora, me cogido este ratín para ordenar ideas antes de ponerme a elegir en el amplio cartel del Zinemaldia, donde siempre me siento como en la sección de vinos de alguna tienda, no me quiero equivocar pero no suelo saber ni por dónde empezar. Bueno miento, el cuestión de cine algo más de criterio tengo.

Y mientras pienso si prefiero darle al cine latino-americano o al oriental, aquí algunas de las cosas que ocupan mi mente en esta rentree:

Americanah de Chimamanda Ngozi Adiche: Cuando suelen recomendarte tanto un libro, al final es inevitable sentirte algo decepcionado pero ésta está siendo una de esas bellísimas excepciones, puede porque la voz de Chimamanda Ngozi Adiche me suene a una mezcla entre Jeffrey Eugenides y Jhumpa Lahiri. Así es fácil encandilarme.

Una falda: Al hacer cambio de armario me he dado cuenta, necesito una falda, midi, preferiblemente estampada, con corte en A pero tela fluida y en su caso tableada. Las metalizadas me gustan pero tanta exposición a ellas me está generando cierta pereza. El otro día me crucé con una chica que llevaba la falda perfecta y estuve a un pelo de pararla y hacerle la gran pregunta. Pero soy cobarde y no me atreví. Ahora ando a la caza y captura como si de un gamusino se tratara.



A Little Bit of Everything de Dawes: Llevo meses obsesionada con esta canción, pero es tan nostálgica que creo que gracias a la caída de las hojas conseguirá su momento cumbre. Aquí la actuación que no sé por qué, casi me saca la lágrima.

Grace & Frankie: O lo que es lo mismo, Jane Fonda y Lily Tomlin, me han embaucado de tal manera que cada día necesito mi dosis de su deliciosa serie. Aún ando sólo por la primera temporada pero ya ando con dosificaciones.



Florencia: De allí volvimos el domingo y a allí queremos volver a toda costa. Italia cada vez que voy me muestra cuáles son esas razones por las que siempre digo que es mi país favorito. Florencia estaba tan bella como la recordaba y eso es mucho decir.

Un perfume para otoño: Ahora mismo, el nardo especiado de Nuit de Tubereuse, esa maravilla de Bertrand Duchafour para L'Artisan Perfumeur. Dure lo que dure el enamoramiento.

Una ensalada: La que se ha vuelto mi favorita este verano y promete serlo durante mucho tiempo: Lechuga, tomate, aguacate, atún, espárragos trigueros y germinados de cebolla. Espectacular.

La alegría de haber comprado bien en el pasado: Cada vez le doy más vueltas a las cosas que necesito y quiero, pero eso me está llevando a tener un armario en el que todo me gusta y todo me apetece ponerme. Ahora me alegro de cuando pedí por Reyes el Irati de Zubi, me he re-enamorado de un reloj Michael Kors de carey que compré hace unos cuatro años, una sudadera de H&M que Paquirrín tiene la misma pero a mí me siguen encantando sus grandes flores o las Nike Air Max negras que me customicé que amenazar con ser el calzado del invierno una vez más.

Irati de turismo en Florencia

Seguiremos informando.



domingo, 28 de agosto de 2016

Casi septiembre

Tres días y empezamos septiembre. Siempre tuvo algo de perezoso y de ilusionante. Agenda nueva, cuadernos nuevos y la posibilidad de escribir cosas diferentes en ellos.

Ahora no es tan punto y aparte. Es más un punto y seguido. Pero un punto al fin y al cabo. Un mes, en el que poder lanzarte con alguna aventurilla pendiente, de volver a algún lugar común olvidado y de ver caer las hojas sin pena.

Así, por fin me he lanzado con Crimen y Castigo, una de las pocas cosas que dejé pendiente de la lista de cosas que hacer antes de los 30. En esta nueva vida que empezó el septiembre pasado, tengo la suerte de desayunar leyendo y es entonces, cuando mi cabeza más disfruta de la mejor literatura. El resto del día, suelo ir perdiendo facultades.

También he empezado The Wire, por fin, y no confirmaré ni desmentiré el hecho de que Idris Elba haya tenido algo que ver con mi decisión. Al fin y al cabo, sobraban los motivos para verla.

Tengo pensado volver al punto de cruz, porque de pequeña me encantaba y lo dejé al ver que no tenía sitio ni ganas para colgar en la pared tanto abecedario enmarcado. Pero ahora, Pinterest y @aribradshaw me han puesto los dientes largos por lo que en cuanto esta maldita tendinitis me dé un poco de tregua, empezaré a cruzar puntos con un poco más de gusto estético que a los doce.

1-Futura obra de arte mía. 
2-Parka de J.Crew que no me importaría que mi adorada Jenna me regalara. 
3-Modelo Aplausos de Papiroga, éstas u otras, pero caerán.
4-¿Clubmaster negras? Seguramente sí.


La parka perfecta, unas clubmaster, botas negras, unos pendientes de Papiroga... la cuesta de septiembre promete ser digna de mención. Pero qué vida tan privilegiada la mía cuando la duda principal es si comprar un abrigo de invierno o aprovechar para una gafas de sol. Por suerte, soy consciente de que cada día voy andando por la Concha a trabajar. Que eso no se me olvide nunca.

Y disfrutar de cada septiembre tampoco.


P.D.: Acordarme de escuchar a Roy Orbison de vez en cuando.



jueves, 7 de julio de 2016

Cosas de julio

Al lío:


Falda de tul

Oh sí, por fin voy a cumplir mi sueño e iré con una de esas voluminosas (siete capas, ahí es nada) faldas de tul a la boda de mi amiga I. Con tanta boda informal, jardinera, a una se le olvida el dress-code y termina dejándolo todo para el último momento. Por lo que si Aliexpress no tarda demasiado, me veré cual Carrie Bradshaw por las montañas navarras.



Vestido de lunares

Vuelve el verano y vuelvo a obsesionarme por este vestido de Sienna Miller. Ya no sé ni cuantos años llevo a la búsqueda del vestido de lunares perfecto, ¿es que no registras mis búsquedas, Asos? En fin, que parece ser que este año tampoco será, pero prometo no bajar la guardia.



Ombre Bob

Me lo apunto como nombre artístico si alguna vez empiezo la carrera en solitario de algo. Pero por ahora sigue siendo mi "ser o no ser". Allí lancé por octubre a decolorarme un poco la melena, esa clase de crisis que te da cuando te descubres la primera cana, y ahora estoy a punto de repetir faena. ¿Mi musa? Sólo podía ser alguien con las cejas tan negras como yo.



Team Marvel

Le estamos dando muy fuerte en casa estos últimos días. Han caído ya X-Men: Apocalipsis, Captain America: Civil War y Ant-Man. Y sí, las tenía todas vistas pero ¿acaso importa? Marvel está acertando de pleno eligiendo a quién deja hacer una película con sus personajes.


Pero llegan ya...

Así, por de pronto, tres títulos que apetece mucho ver por diferentes razones: La leyenda de Tarzán, Jason Bourne (!!!) y el Escuadrón Suicida (última oportunidad para DC Comics).



Beigbeder

¿Qué había hecho yo con mi vida sin leer a este señor hasta ahora? En fin, que me ha encantado su El amor dura tres años, me he reído y me he emocionado, mucho, y ahora estoy haciendo tiempo para no darme un atracón con todo lo que ha publicado e ir poco a poco disfrutando cada bocado.


Pero sigo buscando...

Lecturas. Estoy en una pequeña crisis literaria parecida a no tengo nada que ponerme en el armario. Pero con libros y en la mesilla. Tú no eres como otras madres me está gustando mucho, pero voy lento, y en mi pila de libros pendientes hay muchos que quiero leer pero ahora mismo no me apasionan. Por lo que se aceptan recomendaciones.


Lou y Will

Sí, soy de esas que cayó rendida a Yo antes de ti, y diré que fui bastante indie porque lo leí antes de que se volviera el fenómeno que fue, porque llevaba unos años siguiendo la estela de Jojo Moyes. Y ahora está en los cines y me debato en el querer ver la película y no, porque sé que me va a gustar pero también sé que me va a dejar trastocada. A todo esto, en Hunky Dory Laboratory tenemos ese perfume que Will le asigna a Lou, fue el final perfecto cuando lo leí y pensé que no podía acertado más con la elección.



Qué bonita piel tienes

Pues sí, pero me la cuido mucho. Y ahora llevo un tiempo yonqui perdido con la Miracle Cleanser de Aurelia. ¿Qué no la conocéis? Pues en la tienda la estamos vendiendo como churros, porque simplemente es lo más.


Atardeceres

Ahí ando colecciona que te colecciona. Este verano es el primero que pasa viviendo junto al mar y me prometí a mí misma que disfrutaría todos los que pudiera. Y así ando, los podéis ver en mi Instagram y en el de @hunkydorylab.



Me da que este verano va a dar mucho de sí...


lunes, 30 de mayo de 2016

Se nos fue Nada Importa

Dos días sin internet y a la vuelta Jesús Terrés había decidido poner fin a su (nuestro) Nada Importa.

Él fue el que una vez delante de unos gintonics me dijo que evolucionar era parte del proceso, que tenía que escribir lo que a mí me gustara y no sentir obligaciones para con mi blog. Aquella noche me di cuenta que cuanto más disfruto yo escribiendo, más disfrutan los que me leen.

Unos años más tarde, mientras le hacía una especie de cata de perfumes improvisada a un muy buen amigo suyo en Madrid, me preguntó algo así como que por qué pensaba yo que le debía tanto a Jesús. Y a mí la respuesta me salió redonda: Porque el verme a través de sus ojos me hizo confiar más en mi misma.Su propuesta para escribir para ArterEgo, fue una especie de Dream big, little one para mí. Pocas cosas son tan dignas de agradecer. Desde entonces ha llovido mucho y muy bonito.

Supongo que el final de su era me ha hecho mirar hacia atrás a mi también, a respirar hondo y a ser consciente de a qué ha llegado aquello que empezó siendo un pequeño blog en un recoveco aislado de la red.


Yo no he dado carpetazo a El tocador de Dorothy, creo que me falta valentía para hacerlo. Pero debería darle un digno final, se lo merece. En la vida todo son épocas y como dijo Sabina, al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Miremos hacia adelante, que la vista es bonita.

Casualmente, esta semana he estado acordándome mucho de ArterEgo, hemos decidido incorporar a Hunky Dory Laboratory la marca del primer perfume que elegí para mi primer artículo allí.  Se cierra el círculo.

A él no creo que le guste demasiado, pero ahora que hace unos años que es amigo me lo puedo permitir: Jesús ha sido (es y seguirá siendo) un referente para muchos de nosotros. Me siento parte de esa generación que crecimos leyendo a Nada Importa y además, tuve la suerte de sentirle como una especie de mentor. Su final de hoy tampoco es que me dé pena, sé que tiene cuerda para rato y que seguirá escribiendo allá donde él lo vea conveniente.

Pero en este punto y aparte, yo le quería dar las gracias a él.




martes, 17 de mayo de 2016

Febrero, marzo, abril, mayo...

Long, long time ago, I can still remember... es el inicio de una de mis canciones favoritas pero podría ser la introducción a este post que tanto ha tardado en llegar. Podría contar las excusas de siempre o podría decir que simplemente no me apetecía asomarme a esta ventana. No sé, quizá trabaje demasiado (gracias a los clientes de Hunky Dory Laboratory), quizá me haya vuelto más perezosa... realmente no importa. Por lo que he decidido romper la inercia con un post rapidito, con todas las cosas bonitas que han estado pululando por mi mente los últimos meses.

-The Good Wife, ese gran adios, a esa gran mujer, a esos grandes personajes y a esos maravillosos guiones. Se dice que ya está confirmado un spin-off de Diane Lockhart, si alguien puede seguir estando a la altura es ella.

-Cortinas estampadas con hojas de palmeras con una tela que compré online en una tienda que no sé ni cómo encontré. Al final, le he dicho a una amiga que me las cosa, porque a este ritmo, se me terminaba el verano y yo sin estampado tropical.


-Glitter en mis pies en forma de Birkenstock. Me lancé a por ellas y ya las he estrenado, se sigue confirmando mi teoría de que cuando algo te gusta mucho mucho, siempre te los pones mucho mucho también.

-Libros, cómo no. La Hondonada de Jhumpa Lahiri y El bar de las grandes esperanzas de J.R. Moehringer. De esas historias que se han quedado conmigo.

-No está bien que tenga favoritismos entre mis niños pero Douro de Penhaligon's, esa fragancia cítrica, seca y refrescante, que me alivia hasta los dolores de cabeza.

-Esta falda. En serio, está hecha para mí.


-Capitan America: Civil War (terminé la película muy muy arriba), El puente de los espías (soy cero de Spielberg+Hanks pero cosas que pasan), Locke... y algún título más. He vuelto a ver películas como antaño, como cuando iba al videoclub, eligiéndolas por cartel y sinopsis. Nada de pasar una hora sopesando pros y contras de 100 opciones diferentes para que luego la elegida no supere las expectativas.

-El producto estrella de la temporada: la Miracle Cleanser de Aurelia. Crea adicción. Sin más.


No prometeré volver pronto porque no sé, puede que no, o puede que mañana.

Un abrazo.

lunes, 11 de enero de 2016

Un altar mirando al mar

No sé cuando fue, puede que cuando cumplí los 20, mi tío me regaló una recopilación de CDs grabados. Le había pedido a un compañero de trabajo muy melómano que me grabara lo que para él eran ¿10? de los mejores discos de la historia. Allí estaban el primero de The Doors, alguno de The Smiths, el Hightway to Hell de AC/DC, el Thriller de Michael Jackson, algún otro que no recuerdo y The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders of Mars de David Bowie. ¿Hasta entonces sabía quienes eran David, Jim, Michael y cía? Sí, por supuesto, pero no lo había escuchado. O al menos no conscientemente. Y allí, entre las cuatro paredes de mi habitación y con la compañía de uno de esos reproductores que ahora cogen polvo en las casas, yo descubrí la música. Igual que cuando no entiendes de vinos pero sabes cuando estás bebiendo uno bueno, a mí se me iluminaron las ideas entre esos grandes.

Cada mañana, una vez duchada, me metía en mi habitación para acicalarme, elegía uno de esos CDs y le daba al play. Primero las vergüenzas: nunca le encontré la gracia a The Smiths. Pero por el contrarío, Jim Morrison y David Bowie se volvieron una especie de Dioses del Olimpo a los que adorar. Puede que acompañados por Sabina y Cohen, Van Morrison y los Creedence llegaron unos años más tarde.

Una vez mi hermana, nueve años menos que yo, me dijo que yo tenía la culpa de ese guayismo musical que la acompaña, ya que mientras sus compañeras de clase escuchaban Tokio Hotel, ella suspiraba por lo acordes que salían de detrás de mi puerta.

Y así pasaron los años, conmigo volviendo a esos discos una y otra vez, adquiriendo la manía de escuchar discos completos y valorando lo difícil que es hacer discos con tantas buenas canciones.

Hasta ¿abril? del año pasado, cuando ya teníamos entre manos el proyecto de nuestra querida perfumería y tocaba poner nombre. Eva y yo, con la ayuda de su chico Iván, en un constante brainstorming vía whatsapp soltando todo aquello que se nos ocurría. No os quiero asustar pero la primera perfumista mujer se llamaba Tapputi y gracias a que no nos pareció el momento de ensalzar nuestro feminismo ahora no trabajamos todos los días en algo llamado Tapputi's Lab.

Me desperté un domingo y mientras desayunaba me llegó otro mensaje de Eva: ¿Qué te parece Hunky Dory Laboratory? Hunky Dory es uno de los discos de Bowie. Sonreí, puede que hasta salté, porque se me alinearon las neuronas para decirme que sí, que aquel era el nombre, que era justo lo que estábamos buscando. Hunky Dory Laboratory, Hunky Dory, nuestro pequeño homenaje a Bowie, un nombre que puede que alguien le costara aprender en un principio pero que era muy nosotras, muy sonriente, una declaración de intenciones de querer hacer una perfumería diferente, más desenfadada, con un guiño diminutivo hacia El tocador de Dorothy y en definitiva, el nombre per-fec-to.

Supongo que estos meses nos hemos vuelto aún más fanáticas, sobra decir que lo tenemos colgado en la pared y que es uno de los habituales en el hilo musical.

Hoy cuando ha tocado el despertador, le iba a dar a cinco minutos más cuando he visto un WhatsApp de mi prima: Se ha muerto Bowie. Se me ha esfumado todo el sueño, he empezado a cantar Space Oddity con algo de moquera (Grown control to Major Tom...) y mientras, me han empezado a llegar mensajes de condolencia. ¿Lo oyes, David? Como si fuera de tu familia o algo. Qué honor.

Pero sí, ha sido un día triste, nos hemos quedado algo huérfanas en esa esquina nuestra que mira al mar de reojo. Entre canción y canción, nos hemos ido desahogando, como en un velatorio a distancia, acabando casi con el papel de cocina que utilizamos para limpiar los cristales. En un momento a la tarde, cansada ya de estar todo el día con ese nudo en la garganta, he quitado la música y me he quedado en silencio. Hoy no era día para que sonara nada más.

Ahora, una vez ido, seguro que se valorará aún más lo que hizo. ¿Sabíais que Ziggy Stardust lo lanzó con 25 años y ya era su 5º disco? En fin, que ningún homenaje será suficiente.

Aquí siempre tendrá un altar mirando al mar.


domingo, 10 de enero de 2016

Baila para mí, Johnny

Estás viendo una película, de repente suena una canción y tú piensas quién habrá sido esa mente brillante que decidió que sonaría esa melodía en ese momento justo. A veces me preguntaré si no valoro más esos momentos musicales que los metrajes en sí. ¿Me gustaría tanto Pequeñas mentiras sin importancia si no tuviera ese plantel de canciones? Seguramente no. Porque no me emocionaría con el Fistful of Love de Antony and the Johnsons ni lloraría cuando Nina Simone versiona My Way. De la misma manera que siempre me parece juego sucio utilizar canciones de Bowie en las películas. Una película siempre parece mejor cuando está sonando Bowie.

El otro día en la tienda, pusimos la banda sonora de Dirty Dancing y a cada canción, comentábamos cuál era el momento exacto en el que suena. Como para olvidar qué baila Patrick Swayze en cada momento. En esa película no sé si son las canciones las que revalorizan los momentos o los momentos los que hacen que las canciones se nos graben en la mente. Por eso hoy, cuando estaba viendo Operación U.N.C.L.E. y ha empezado a sonar cierta canción en el momento que la maravillosa Alicia Vikander se ha puesto a hacer travesuras para rabiar un poco al serio Armie Hammer, mi mente ha volado hasta el torso de Johnny Castle, he vuelto a sentir envidia de Baby y he visto a Vikander y Hammer destilando sensualidad por todos los costados.

Porque quién necesita You can leave your hat on cuando tiene Cry to me.




Feliz semana.

miércoles, 6 de enero de 2016

Libros que leí en el 2015 y leería en el 2016

El 2015 también ha sido un año muy bonito en cuando a lecturas se refiere. Los libros se han afianzado en mi vida como boya salvavidas, aportando a mi mente calma y estabilidad hasta en los momentos más ajetreados.

No ha sido difícil elegir qué 10 libros destacaría (libros que he leído el pasado año que no son exclusivamente publicados en él), aunque sí ha sido ordenarlos, darles prioridad unos respecto a otros, porque aquí sí que siento que mi criterio no está lo suficientemente fundamentado. Pero en fin, allá vamos:




10.- Cómo se hace una chica de Caitlin Moran (Anagrama)

Simplemente porque me hizo reír, mucho. Porque creí que su Cómo ser mujer era difícilmente igualable y sin embargo, creo que Cómo se hace una chica lo disfruté aún más porque en ningún momento pierde ritmo y consigue sorprenderte en los momentos más inesperados.


9.- Aquella tarde dorada de Peter Cameron (Libros del Asteroide)

Ahora los veréis, pero el 9º, 8º y 7º puesto, bien podrían haber tenido otro orden, de la misma manera que también podría haber entrado en la lista Algún día este dolor será útil, también del mismo autor. Pero Aquella tarde dorada me pareció más madura, y no sólo por la temática, mejor contenida y desarrollada. Y lo que me hizo mucha ilusión: me recordó a mi querida Rosamunde Pilcher. Porque no es fácil contar tanto sin que aparentemente pase demasiado.




8.- El libro de Jonah de Joshua Max Feldman (Libros del Asteroide)

Me parece que ha pasado una eternidad desde que lo leí y al mismo tiempo tengo un recuerdo bastante reciente de todo lo que disfruté con él. Me quedé admirada por la manera de Feldman de construir la historia, de contárnosla y hacernos partícipe de ella. Una historia de derrumbamientos, de no encontrar el camino o sentir que el camino elegido no era el tuyo. Y todo ello hilado delicadamente y rematado con brillantez.


7.- ¡Melisande! ¿Qué son los sueños? de Hillel Halkin (Libros del Asteroide)

Fue el primer libro del 2015 y se me grabó a fuego porque Halkin escribe maravillosamente sobre cómo una historia de amor de lo más común puede ser la más bonita de todas. Cada página está llena de ternura y nostalgia, de un amor pausado, diario y totalmente identificable. Melisande es una pequeña historia que cala hondo, que emociona y la haces tuya.





6.- Stoner de John Williams (Baile del Sol)

Una de los descubrimientos de nuestro maravilloso club de lectura en la librería Garoa. Stoner es la historia de un perdedor por excelencia, de aquel que no lucha y apenas consigue nada. Y sin embargo, entre tanta oscuridad gris, se vislumbra un cierto brillo en forma de empatía además de que la lectura es tan pausada como adictiva. Puede que Stoner haya sido la mayor sorpresa del año, porque después de leerla se me hace imposible creer que nunca había oído hablar de ella.


5.- El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince (Seix Barral)

En Colombia hubo un medico que quiso cambiar las cosas y conseguir una sociedad más justa. Héctor Abad Faciolince es el hijo de aquel médico, me marcó el carácter de su hijo y lo hizo vivir a sombra de aquel justiciero sintiendo una mezcla de presión y orgullo. Dolor y amor, a partes iguales y entrelazados, las durezas de la vida contadas de una bellísima manera.




4.- El balcón en invierno de Luis Landero (Tusquets)

Y otra novela autobiográfica pero más pausada y amable. Luis Landero cuenta retazos de su vida, de forma aleatoria, para que seamos nosotros los que vayamos juntando las piezas y construyendo el puzzle. Nunca había leído nada de Landero, pero sólo este libro, ya lo ha consagrado como uno de los escritores que más respeto.


3.- La trama nupcial de Jeffrey Eugenides (Anagrama)

Llegamos a Eugenides, sin duda este ha sido su año. La trama nupcial es un ménage à trois amistoso, desde los primeros años de la universidad hasta los años posteriores, sus idas y venidas, sus intentos de madurar y de ver la vida desde una perspectiva más adulta. Y ese torbellino de emociones, Eugenides lo gestiona con maestría, como el quien sabe utilizar la palabra justa en cada momento para cargar de emotividad en ambiente sin dar paso a la sensiblería.




2.- Bella del Señor de Albert Cohen (Anagrama)

Qué decir de Bella del Señor, que puede que sea el LIBRO más en mayúsculas que he leído en mi vida. Puede que no sea el que más haya disfrutado leyéndolo (aunque estoy hablando ya en unos niveles muy top) pero sí es al que más méritos le doy para escribirlo. Albert Cohen consiguió alcanzar unos niveles de perfección en tantos estilos diferentes y todos dentro del mismo libro, que para mí, ha sido un experiencia totalmente nueva.


1.- Middlesex de Jeffrey Eugenides (Anagrama)

Y otra vez Eugenides. Como ya he dicho, ha sido el descubrimiento del año y se ha convertido en uno de mis escritores favoritos, no sé cómo he llegado a los 30 sin haber sabido de él. He tenido serias dudas de si me gustó más Middlesex o La trama nupcial, pero creo que ésta es aún más redonda y trascendental. Con todas las veces que me la habían recomendado pensaba que al leerla no me iba a gustar tanto, pero justo lo contrario, me pareció maravillosa, impresionante y totalmente épica.




Ahora toca hacer borrón y cuenta nueva, planear poco a poco las lecturas de este año que ya hemos empezado y aprovechar cada momento para disfrutarlas.

Por cierto, se aceptan sugerencias.


¡Besos!


P.D.: Todas las fotos son de mi Instagram.