miércoles, 29 de abril de 2015

Marina, Marina, Marina...

Para lo bueno y para lo malo, soy de esa clase de persona que sabe lo que busca. Aunque sea en mi cabeza, la idea suele estar clara, por mucho que luego ni siquiera exista lo que yo estoy buscando. Doy vueltas, busco por todos lados, investigo, espero con paciencia... y a veces desespero. Lo que sea, antes de hacerme con algo que no me satisfaga al 100%.

Así andaba yo buscando el calzado negro perfecto para este verano. De hecho, diría que este igual es el tercer verano con la misma búsqueda. Soy algo rara y maniática para las sandalias, y más si son el color negro.

Al final, después de rastrear todas las tiendas online y offline de la zona, me lancé a por lo que el corazón me dictaba: el modelo Marina de Swedish Hasbeens.


Reconozco que el hecho de que sea una edición limitada presionó algo mi decisión. Esa sensación de ahora o nunca, de que apenas quedaba mi talla y que si se agotaba nunca más en la historia de la humanidad me podría comprarlas, consiguió que me lanzara a por ellas. Asos me suele engañar de la misma manera cuando en los artículos guardados aparece ese mensaje de "quedan pocas unidades".

Ahora ya se me han olvidado todas las pegas que les ponía cuando intentaba deshacerme racionalmente de la idea de comprarlas. Ahora sólo siento amor.



¡Besos!

domingo, 26 de abril de 2015

Excusas para el acopio

Siempre he dicho que lo mejor de leer es eso de vivir otras vidas, probarme otros nombres... abrir el libro entre dos páginas y simplemente desconectar del mundo. Y en estos días que ando monotemática por la vida, no sólo en el tema de conversación sino también dentro de mi cabeza, los libros son una boya de salvamento a los que me agarro con todas mis fuerzas por el bien de mi salud mental.

Así me ha pillado el día del libro, con ganas de hacer acopio de historias que no dejen que me obsesione con mis proyectos. Por una vez, dadas mis visitas mensuales a la librería Garoa, no había nada en la wishlist. Pero había que coger algo, por vicio y por tradición, y porque mi madre me incitó a ello con un mensaje que me mandó la víspera diciendo "Como mañana es el día del libro, y para no perder las buenas costumbres, compra un bonito libro. Pago yo. Un beso". Tampoco es que necesitara el mensaje ni pienso pasarle la factura (bastante me va a ayudar con otras cosas), pero siempre está bien saber que tus progenitores bendicen tus pequeños vicios.


Al final los elegidos fueron Música para feos de Lorenzo Silva y La verde luz de las estepas de Brigitte Reimann. Como bonus track, me tocó Balthazar de Claudia Gray en un sorteo de los Libreros de Gipuzkoa, la típica historia de un vampiro de que puede evitar enamorarse y bla bla bla, pero seguro que me sirve para quitarme este mono a Eric Northman que tengo. Porque lo pienso leer también, al menos las primeras 20 páginas.

Sobre lo leído estas semanas, estoy bastante trastocada aún con El libro de Jonah. Aunque ha sido uno de esos libros que te da pena terminar, tengo la sensación de que he disfrutado cada página, de que he aprovechado al máximo el goce. Libros del Asteroide se ha convertido ya en mi editorial de referencia y me da que voy a empezar a coleccionar sus libros como si fueran obras de arte.

Seguiré leyendo.


¡Besos!


viernes, 10 de abril de 2015

Canciones que unen

Mi vida está cambiando a pasos agigantados. Si a principios de año, alguien me hubiera dicho que ahora estaría donde estoy, me habría parecido ciencia ficción. Pero la vida te da oportunidades que hay que cazar al vuelo, porque tarde o temprano esas oportunidades siempre llegan y estoy en ese momento de pensar que todo pasa por algo.

Lo más bonito de todo es que en este nuevo camino que he emprendido no voy sola, tengo una socia, la mejor que podría tener. Juntas formamos un tándem no sé si perfecto, pero al menos sí de esos de los que da gusto ser parte: porque trabajamos bien juntas y porque no hay día que no nos riamos a carcajada limpia. 

Estaba ahora en casa y me ha venido a la mente la primera vez que nos paramos a hablar por la calle. No sé si ella se acordará pero sería hace algo más de cinco años, lo sé porque estaba embarazada y de hecho me paré para preguntarle qué tal estaba. Tampoco teníamos confianza para mucho más. Recuerdo, que de aquellas cuatro palabras que cruzamos, dos fueron referente al músico que estaba tocado el Why Worry de Dire Streets. "Qué temón", dijimos al unísono. 


Ayer, con todo lo que ha llovido desde entonces, nos cruzamos con otro músico tocando en la calle y como si fuera una especie de señal, entonaba un tema que significa mucho en nuestro futuro proyecto. 


Al menos sabemos que en nuestra vida en común no faltará buena música.  


¡Besos!



P.D.: Y si queréis más...

...de cuando decidí cuál sería mi canción si metiera gol.
...de cuando hablé sobre pasear por la Concha bajo la lluvia.
...de cuando escribí mis 100 razones para vivir