miércoles, 28 de mayo de 2014

Estos días



Estos días en los que me toca hacer el trabajo de fin de carrera simplemente están siendo tediosos. ¿Qué es eso de querer escribir y no poder no? Pues así casi todo el rato. Por suerte, parece que poco a poco (muy poco a poco) esto está empezando a coger forma y que empiezo a ver la luz al final del túnel. Exactamente del 16 al 26 de junio en los que no tendré otra cosa que hacer que disfrutar de la vida. Se dice fácil. El plan A puede ser Barcelona, si es que mi hermana me deja hacer de hermana... El plan B, Madrid. Ya se verá. Lo que ayer veía a la vuelta de la esquina hoy otra vez se ha alejado como si fuera un oasis imaginario. Ojalá una píldora para regular el optimismo.

Por suerte se vislumbran días geniales hasta llegar a ese ansiado 16 de junio. El primero de ellos este mismo viernes en el que voy a tener el placer de ser partícipe de la primera Liquid Experiences, un evento en el que uniremos los mejores vinos con los mejores perfumes para crear una experiencia única para todos los sentidos. Ansiosa estoy. Si vosotros también queréis asistir, aquí tenéis toda la información.

Y la semana siguiente, una boda y un concierto, más concretamente mi adorado Pájaro Sunrise llega a Donosti.



Besos!


P.D.: Sigo con la transformación de mi cuerpo con la ayuda de Centro Karmele. En breve os cuento más.

martes, 20 de mayo de 2014

Nostalgia caferera

Desde que vivo con mi abuela, hay una cosa que (casi) nunca falta: café. No café recién hecho, sino café de la vieja usanza, hecho a puchero, con un procedimiento más complicado que el bacalao al pil pil. Y aunque cuando me mudé uno de los mayores inconvenientes era  justamente ese café a puchero que siempre estaba hecho (mi madre no me dejó traerme la vieja cafetera expreso de casa porque decía que el café de mi abuela era uno de sus mayores orgullos y a ver si le iba a quitar yo esa ilusión haciéndome mi propio café..), lo cierto es que es bastante más bueno que el de muchos bares y lo disfruto más de lo que creía.

Pero últimamente tengo nostalgia ya no de ese café caliente recién hecho, sino del momento de hacerlo. Echo de menos el tener una cafetera italiana destartalada, ponerle agua, llenarla de café, prensar ese café con una cucharilla, poner un poco más de café, cerrar la cafetera y esperar. Esperar mientras empieza a hervir el agua... mientras la presión interna intenta escapar y empieza ha hacer sus ruidos... mientras toda la casa se llena con ese carismático olor. Ese momento es uno de los más relajantes que conozco y hace demasiado tiempo que no lo vivo.


Y después de casi tres años, creo que ha llegado mi momento. A mi abuela le da cada vez más pereza montar el tinglado de hacer café y cada vez son más los días de raciocinio por lo que ella misma entenderá que yo me dé ese pequeño capricho. Una cafetera italiana de toda la vida, es lo que más deseo. Más aún que el bolso Boy de Chanel. Bueno igual más que eso no. Pero la deseo mucho.



Besos!

viernes, 16 de mayo de 2014

Arreglá pero informal





Última obsesión: ponerte ese vestido que llevarías a una boda y complementarlo con unas zapatillas.




Así de mona.

Buen fin de semana!

miércoles, 14 de mayo de 2014

Señalando la dirección

Nunca he sentido instintos delinquivos. Hasta ahora.


Ojalá ser lo suficientemente mala para poder robar una señal y ponerla de decoración.


Besos!

lunes, 12 de mayo de 2014

Los casi treinta



A veces se nos olvida qué poco necesitamos para pasar un fin de semana perfecto.

En mi caso, ha sido suficiente, con mis amigas, sin olvidarnos del vástago que una de ellas lleva dentro, una caravana en Las Landas y un Trivial Pursuit del año 87 (más o menos).

Y una se da cuenta que nos vamos haciendo mayores. Ya no sólo porque tenemos al primer descendiente de camino, sino porque tenemos las suficientes anécdotas vividas juntas como para pasar todo el fin de semana recordándolas entre risas. Muchas risas. Porque nos tienen que reconocer que hemos sido (seguimos siendo) jodidamente divertidas.

E ir madurando así como que no molesta tanto. Las arrugas se miran con cierto orgullo si son por reírse tanto. Porque puede que ahora lo más importante no sea aguantar despiertas hasta el amanecer, y definitivamente el queso, la fruta y el vino han desbancado en la lista de la compra a todas aquellas bolsas de Matutano que tanto nos emocionaba comprar. Pero qué más da.

Los casi treinta han llegado de la mejor manera. Seguro que los treinta también lo harán.


Besos!


P.D.: Uva y queso sabe a beso.

jueves, 8 de mayo de 2014

Un día de cine para personas que no les gusta el blanco y negro

Pongámonos en situación porque a todos nos ha pasado:

-¿Te gusta el cine?
-Me encanta, adoro las películas románticas.
-Ay... a mí también. Creo que mi favorita es Vacaciones en Roma.
-¿Vacaciones en Roma? Uy, no me suena...
-¿No? Con Audrey Hepburn y Gregory Peck... 
-¿Audrey? Uff! Es que no me gusta nada el cine en blanco y negro.

Te lo sueltan así, tan tranquilos, como si tuviera lógica y todo, y tú por dentro pensando:

"Pero éste qué fallo tiene ahí adentro... Qué no le gusta el cine el blanco y negro dice, como si supiera qué es cine si no ha visto esas películas..." 

Intentando disimular y planteándote los X años/meses/minutos de amistad que llevas con esa persona que te parecía medianamente interesante hasta justo ese punto.

Llamadme radical, nazi o como os guste, pero este tipo de personas con la mente tan cerrada no me interesan demasiado. Aún y todo, como intento ser una buena persona en esta vida (en la siguiente ya veré), he ideado una solución: una maratón de cine para todas esas personas a las que no les gusta el blanco y negro. Si después de este día de cine siguen igual de haters, ay amigo, diría que ha llegado el momento de empezar a cortar relaciones.

Pero no nos adelantemos a los acontecimientos y confiemos en el buen criterio que nuestros prejuiciosos amigos.

Empecemos:


10:00 El Apartamento
de Billy Wilder


C.C. Baxter (Jack Lemmon) es un modesto pero ambicioso empleado de una compañía de seguros de Manhattan. Está soltero y vive solo en un discreto apartamento que presta ocasionalmente a sus superiores para sus citas amorosas. Tiene la esperanza de que estos favores le sirvan para mejorar su posición en la empresa. Pero la situación cambia cuando se enamora de una ascensorista (Shirley MacLaine) que resulta ser la amante de uno de los jefes que usan su apartamento (Fred MacMurray).
125 minutos.

Y empezamos fuerte, que una de las películas más deliciosas de la historia. Seguramente el 70% de los experimentados caerá rendido a sus pies. Con el 30 restante, pocas esperanzas podemos albergar.


(Break de 10 minutos para ir al baño, estirar las piernas... y sobre todo, tomar conciencia de lo maravillosamente perfecta que es la película que hemos visto.)



12:15 Eva al desnudo
de Joseph L. Mankiewicz


Una joven, que aspira a convertirse en actriz y triunfar en los escenarios, se las ingenia para introducirse en un grupo de actores de teatro y hacerse amiga y confidente de una famosa y veterana actriz. El deseo de actuar y los celos la consumen hasta el punto de traicionar a sus compañeros en su escalada hacia el éxito. Ella halaga, atrae, seduce, pero también pisotea a todo el que se cruza en su camino: escritores, directores, productores. Sólo un inteligente crítico teatral adivina lo que se esconde tras su dulce apariencia, sólo él es capaz de ver a "Eva al Desnudo". 
138 minutos.

En una palabra: delicatessen. En dos palabras: Bette Davis. En cinco palabras: los ojos de Bette Davis.


(57 minutos para comer.)



15:30 Historias de Filadelfia
de Geoge Cukor


La mansión de los Lord se prepara para celebrar la segunda boda de Tracy Lord (Katharine Hepburn) con el rico George Kittredge (John Howard). Para inmortalizar los festejos una pareja de periodistas, Macauley Connor (James Stewart) y Elizabeth Imbrie (Ruth Hussey), son invitados especialmente por C.K. Dexter Haven (Cary Grant), el primer marido de Tracy. 
112 minutos.

Una de mis debilidades personales. Me gusta todo en ella. Quién no se ría con esta película tiene un problema bastante serio.


(13 minutos para ir al baño e imitar a James Stewart por el pasillo gritando "C.K Dexter Haven! C.K Dexter Haven!)



17:35 El crepúsculo de los dioses
de Billy Wilder


Joe Gillis es un joven escritor de segunda fila que, acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo, que vive fuera de la realidad, acompañada únicamente de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guión que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine.
110 minutos.

Volvemos a Wilder, porque Wilder es uno de mis dioses y realmente podría haber hecho este post sólo con sus películas pero me he abstenido por eso de dar a conocer algunos otros nombres.

(15 minutos, para ir al baño, picotear algo, meterse en Facebook para comprobar que nadie te ha escrito y twittear algo profundo sobre el cine de Wilder.)



19:40 Ser o no ser
de Ernst Lubitsch


Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Varsovia, durante la ocupación alemana. El profesor Siletsky, un espía al servicio de la Gestapo, está a punto de entregar una lista con el nombre de los colaboradores de la Resistencia. Joseph Tura, actor polaco, intérprete de Hamlet y esposo de María Tura, también conocida actriz, intentará evitarlo. Con la ayuda de los actores de su compañía, se hará pasar por el cruel coronel Erhardt y por Siletsky para entrar en el cuartel general de las SS. 
99 minutos

Y este es el punto exacto en el que nuestro invitado murmurará algo así como "Ya no se hacen comedias como las de antes...". Es normal, no le empecemos a fustigar con eso de que las mejores películas aún están por llegar y bla bla bla. Acaba de salir de su propia caverna de Platón.

(41 minutos para cenar.)



22:00 Casablanca
de Michael Curtiz


Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Casablanca era una ciudad a la que llegaban huyendo del nazismo gentes de todas partes: llegar era fácil, pero salir era casi imposible, especialmente si el nombre del fugitivo figuraba en las listas de la Gestapo. En esta ocasión, el objetivo de la policía secreta alemana es el líder checo y héroe de la resistencia Victor Laszlo, cuya única esperanza es Rick Blaine, propietario del 'Rick’s Café' y antiguo amante de su mujer, Ilsa. Cuando Ilsa se ofrece a quedarse a cambio de un visado para sacar a Laszlo del país, Rick deberá elegir entre su propia felicidad o el idealismo que rigió su vida en el pasado. 
102 minutos.

¿Acaso podíamos acabar la noche de otra manera? Seguramente Casablanca no es mejor que ninguna de las películas anteriormente vistas, pero es Casablanca, esa película que salió buena de chiripa pero al fin y al cabo salió buena, muy buena. Porque nadie puede decir que entiende de cine sin haber visto Casablanca.



Lo dicho. Si llegado a este punto el susodicho/a sigue en sus trece... recomiendo tomar medidas drásticas.




Besos!


martes, 6 de mayo de 2014

Lo que otros ya leyeron

En el colegio odiaba tener que leer libros. Sí, aquí donde me veis, no creo que llegara a disfrutar ninguno de esos libros que me leía porque luego tenía un examen por aprobar o unas preguntas por responder, y sobre todo una fecha de vencimiento que no podía traspasar. Ya por aquella época, a mí me gustaba leer mis libros, esos que leía en la oscuridad de mi habitación sin ningún tipo de presión.

Por la misma razón, siempre he evitado coger libros de la biblioteca, por esas dos semanas en las que había que tener el libro leído. Que sí, que siempre se puede renovar, pero me da pánico pensar en que no pudiera renovar un libro que me está encantado porque tiene lista de espera. También hay que reconocer que he tenido una suerte tremenda con la librería de mis tías: cojo un libro, lo leo con mucho cuidado de no manosearlo y lo devuelvo emitiendo una critica que mis tías podrían utilizarla para venderlo. Ganamos todos.

Pero de un tiempo a esta parte, he empezado a tomar prestados libros de la biblioteca, sobre todo clásicos y autores reconocidos, porque será que yo soy rara pero mis estanterías están demasiado llenas con libros que compré pensando que eran reliquias literarias y resultaron ser un tremendo aburrimiento.

Hace dos semanas, a cuenta de este post, decidí ir como loca a por El amor en los tiempos del cólera antes que se me adelantara nadie y será que esta vez no tenía ninguna predisposición a que me gustara el libro pero realmente me ha encantado. O mejor dicho, me está encantando. Porque aún no lo he terminado en estas dos semanas. Estoy disfrutando tanto de la historia y sobre todo de cómo está contada, que me he negado a leerla con prisas y como es un libro que sé que volveré a leer dentro de un tiempo, ayer me hice con mi propio ejemplar.

Pero hoy, cuando iba en el autobús leyendo esas nuevas páginas tan poco sobadas, he echado algo de menos. Me faltaban las anotaciones y los subrayados de los anteriores lectores. De repente, he sentido la falta de esos corchetes que me alertaban sobre la maravilla de las líneas que llegaban. Me he sentido algo perdida, con miedo a pasar por alto algo precioso por no prestar la suficiente atención.

Y me he dado cuenta que realmente también disfruto de ese lado romántico de la biblioteca. De pensar quiénes habrán sido aquellos que han tenido el libro entre sus manos antes que yo, en si les habrá gustado, o si lo habrían dejado sin terminar... Disfrutar doblemente, con mis partes favoritas y las suyas, sentir que estoy leyendo en libro en compañía, en una especie de club de lectura perdido en el tiempo. Mirar sus fechas y pensar si en aquellos meses de invierno sentirían la misma luminosidad que yo he sentido y le habría ayudado a escapar de esos días grises.


Porque realmente por mucho que la lectura sea una de las actividades que más independencia me da, no hay cosa más gratificante que compartirla.



Besos!

domingo, 4 de mayo de 2014

Descarga electrostática



La descarga electrostática es un fenómeno electrostático que hace que circule una corriente eléctrica repentina y momentáneamente entre dos objetos de distinto potencial eléctrico.
vía Wikipedía



Qué es sentir ese chispazo. Esa mirada, esa contestación, ese detalle que hace un click dentro de ti. Esa risa que hace que luego alardees de eso de Creo en el amor a primera risa.

A veces todo fluye tan fácil durante apenas cinco minutos, que luego nos podemos pasar años luchando para volver a vivirlos. Para volver a vivir esa chispa que con el tiempo aprendes que no ocurre tan a menudo.




Otras veces en cambio, todas la piezas parecen encajar pero el sabor de boca que se te va quedando es cada vez más soso. Realmente no eres capaz de encontrar ninguna razón convincente para demostrarlo pero tú sabes que algo falla. O mejor dicho, algo falta. La chispa, la mirada, la risa, el engranaje que consigue que todo fluya y nada chirríe. Y no sabemos si tirar la toalla o seguir luchando. Más bien no queremos tirar la toalla pero sabemos que de nada servirá seguir luchando.

Porque ese chispazo, ay ese chispazo... nunca surge cuando uno lo planea.


Besos!