domingo, 12 de noviembre de 2017

Sentarse tranquilamente

Sentarse tranquilamente y mirar. Mirar llover, mirar a los pájaros volar o mirar a las hojas caer.

Sentarse tranquilamente y desayunar, con todo el ritual que ello conlleva. Sobre todo con ese café tan caliente que tardará en estar a una temperatura bebible. 

Sentarse tranquilamente delante de la chimenea y vigilar el fuego, la lumbre. Disfrutar del calor que emana, del chisporreteo que suena, de los colores que se ven en las llamas. Decidir si ponerle más leña o si por ahora tiene suficiente para ir tirando.

Sentarse tranquilamente con un libro entre las manos, sin tener que mirar el reloj y siendo los capítulos los que marcan el paso del tiempo. 

Sentarse tranquilamente para hacer un autodefinido, poniendo las palabras que sabes e inventándote otras. Luego ya si eso leerás el periódico.

Sentarse tranquilamente y dejar el libro que lees para coger otro, porque simplemente te apetece cambiar de época y lugar. 

Sentarse tranquilamente porque las alubias ya están hirviendo a fuego bajo y aún falta un rato para que te pongas con los sacramentos. 

Sentarse tranquilamente y pensar que ahora te apetece ver un capítulo de esa serie que tanto te está gustando y que ya has empezado a dosificar. 

Sentarse tranquilamente y leer alguno de los mensajes que te han llegado preguntando ¿aún no te has aburrido? Y parece mentira que no te conozcan porque rara vez te aburres.

Sentarse tranquilamente y preguntarte, ¿pero qué día era hoy?

Sentarse tranquilamente y no hacer nada, porque a veces hacer cosas está sobrevalorado y las vacaciones están para volver como nueva de ellas. 


Mañana ya será lunes, disfruta de las últimas horas. 

1 comentario:

  1. Comparto todo lo que dices, sobre todo lo de ¿aún no te has aburrido? Yo doy gracias todos los días por ser así. Qué difícil debe ser la vida sin aficiones, gustos y hobbies...

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