lunes, 1 de septiembre de 2014

Estreses veraniegos literarios

Ay qué estrés de lecturas llevo este verano...

Estos meses se podrían resumir en una frase que soltó mi amiga X cuando yo estaba dando el coñazo un poco mientras todos los demás estaban entretenidos en sus lecturas: "A Maia lo que le pasa es que no está enganchada a su libro...".

Y así me pillo, con esa verdad como un puño, cuando normalmente suele ser al revés y suelo ser yo la que no levanta la cabeza de entre las páginas. Pero este año... me ha faltado eso. Esa ansia. Porque he seguido leyendo aunque con un placer mucho más pausado, a veces hasta por inercia, y muchas veces me ha tocado sentir envidia de lo que estaban disfrutando los demás.

Creo que Proyecto esposa es el único que leí del tirón, totalmente recomendable como lectura liviana, y eso fue en junio o algo así. Desde entonces he andado pululando entre libros buenísimos sin asentarme del todo en ninguno de ellos. Bella del Señor es una auténtica maravilla (gracias por presentarnos Miss Piquer) pero por algunos asuntos personales me amargaba demasiado su lectura y la he pospuesto hasta que mi salud mental esté un poco más asentada. La hoguera de las vanidades también, muy bien escrita pero voy por la mitad y aunque me da pena dejarlo siempre encuentro alguna otra cosa que me apetezca más. Con Una y otra vez no he llegado a esa quinta parte que tengo por ley antes de dejar un libro y las buenas críticas que tiene por ahí hace que me plantee a ver si voy a ser un bicho raro, pero es que por ahora no le encuentro gracia por ningún lado. ¿Tampoco será su momento? Yo ya no sé qué pensar. Plomo en los bolsillos sí me está encantado, es un libro precioso hasta si como yo lo más interesante del Tour te parezcan las siestas que te puedes echar con sus etapas de fondo. Ander Izagirre está consiguiendo que le idolatre hasta límites insospechados. Un día de estos me lo voy a cruzar por Donosti y me va a hacer más ilusión que si Fassbender me tocara el timbre de casa. Pero al contrario de los demás títulos voy despacio porque el cuerpo me pide disfrutar de cada historia que Izagirre me cuenta.


Y así llegué al fin de semana, con la frase de X retumbando en mi cabeza y teniendo que elegir libro para el fin de semana que iba a pasar con las amigas tirada a la orilla de una piscina.

Sopesé llevar La hoguera de las vanidades o Plomo en los bolsillos, pero el primero me daba pereza y con el segundo me daba pena malgastar sus páginas sin toda la atención que se merecen, por lo que tiré la casa por la ventana y metí un quinto libro en la mochila: Saber perder de David Trueba.

La elección fue totalmente acertada (la recomendación de Blanca también) porque las apenas 40 páginas que he leído entre partidas de mus, siestas a destiempo, perros ajenos y como siempre muchas risas, me ha atrapado por completo. Diría que junto a El amor en los tiempos del cólera, tiene uno de los inicios más bonitos que recuerdo. Os digo que me está gustando tanto, que esta vez el coñazo a mis amigos se lo di porque cada poco les leía trozos que me encantaban en alto. Con lo poco que voy no sé ni de qué va, pero os lo recomiendo.

Aunque como buena yonqui que soy, ya tengo nuevas necesidades fichadas y aunque hasta ahora los Blackie Books no habían conseguido atraparme del todo, he caído por partida doble.

Cosas que los nietos deberían saber es uno de esos libros que llevaba meses en la lista de espera sin encontrar su momento. Supongo que la nostalgia del otoño acechando ha hecho que la necesidad de leer lo escrito por Mark Olivier Everett (líder de Eels y una de mis voces favoritas) aumente de manera exponencial.


Las mismas necesidades me entraron cuando la semana pasada tuve entre manos Romanticidio. Lo encontré en uno de esos momentos que andaba mirando libros por mirar, porque os confesaré que yo a las librerías entro a relajarme, me hacen sentir bien, como si hubiera esperanza en cualquier problema que esté interfiriendo en mi paz interior, aunque realmente es un poco contraproducente en mi shopaholismo bibliotecario, pero a lo que iba, que me encontré con Romanticidio entre las manos y no sé ni cómo resistí a no comprarlo.


Derrocha esa ranciedad que a veces intento demostrar yo ante el amor, aunque luego todas caemos como moscas tontas y parece que la protagonista termina siendo más pastel que yo después de una maratón de los diarios (el de Bridget Jones y el de Noah especialmente), pero tiene pinta de que me va a hacer gracia.

En fin, a ver si en septiembre controlo mis gastos retomando mi libro de cuentas Kakebo (de Blackie Books también... estos me han pillado en un espiral de gastos-lecturas que no sé si voy a poder salir) porque los Blackie no tienen un precio como para comprarlos a lo loco.

Os mantendré informados.


Besos!


P.D.: Ya que el primer lunes del año suele ser durillo, aquí la voz de Mark Olivier para amansar un poco las fieras:




3 comentarios:

  1. Apuntado queda todo. En cuanto al primer lunes del año, me quedo con el regusto de que no ha sido para tanto y que, como dice la canción "Just don’t take darkness for granted / Without it light can’t exist".

    https://www.youtube.com/watch?v=XQMG8600Ai4

    ResponderEliminar
  2. Me alegro que te haya encantado el comienzo de "Saber Perder". Me parece maravilloso desde el título al punto final y ojalá lo disfrutes tanto como yo. Trueba es uno de mis escritores preferidos por todas esas cosas que te conté, y que verás en este libro. Lo único que le echo en cara es que sólo tenga tres novelas publicadas.

    ResponderEliminar
  3. Me apunto Romanticidio, el de Mark Oliver Everett lo leí antes de verano y me encantó, y Saber perder es uno de esos libros que siempre recomiendo cuando me preguntan, aunque no siempre acierto...

    ResponderEliminar